jueves, 30 de diciembre de 2010

Los días de perro han acabado


Tras un extraño e inesperado fin de año, he decidido acabarlo en la línea que ha de guiar mi nueva y flamante vida. Estoy de estreno.

El espejo está cambiando y lo que ahora refleja, me gusta, puedo reconocerme al otro lado. Ya no hay una desconocida mirándome con cara interrogante..

Por muchas cosas que se han cerrado ( y muy bien cerradas y yo contenta por ello) me encuentro de mudanza entre la línea del espejo roto y los freaks que lo moran, y el vértice inestable (pero agradecido) de un alma tranquila. Creo que esta vez, puedo decirlo de verdad. De momento, me quedo a vivir aquí, donde las marionetas de la película no cumplen cuatro años de manera reiterativa… dónde los raros son especiales y los ignorantes… sencillos.
Me mudo…
Y que cómodo resulta llevar en las manos seguras… cajas vacías. Todo lo de fuera, lo que pesaba… lo perdí un día en una bodega, mientras bebía cerveza sin alcohol y me fumaba mis últimos cigarros.
Quiero agradecer a muchas personas el empujón a reabrir el espejo roto; David, Manoli, Diego, Antonio, Javi... Deseo vivir esta nueva etapa por ellos y para ellos y sobre todo por la más importante de las personas; YO.
A los que están a mi lado en esta nueva etapa de mi vida no voy a agradecerles nada, la amistad incondicional que nos hemos demostrado no se agradece. Querer, no se agradece.. se siente. Ahora que estamos todos en mismo nivel, me he colocado en mi sitio. Así que en lugar de agradecer nada, voy a disfrutaros.
Besos!!!

viernes, 23 de abril de 2010

ILLUSION

Video

Los seres de metal son tan fríos por dentro como fuera.

Como el León de Oz, mi gato busca su corazón, pero yo no soy Lyman Frank Baum, no puedo jugar a ser un Emperador poderoso, no puedo dar conciencia ni moral, no puedo otorgar lo innato de un latido. No puedo cambiarlos. Sería una mera Ilusión...

Los gatos de metal, no hablan, pierden las palabras, no saben defenderse, no pueden expresarse… los seres programados no tienen alma.

Nunca encontrarán un hueco donde reside el corazón manso.

Los seres de metal, no pueden decirte lo que deseas escuchar.

No puedo darles corazón, pero si prestarles las palabras que debían haber dicho, la letra que deberían haber cantado:

Eso, lo malo, es que sirve de bien poco.