Ahora solo rellenan universos de vacío, “para olvidar que
esta y cualquier ciudad, a veces, está tan triste como yo…”
“¿Donde irán los sueños cuando no los conseguimos?, porque a
algún sitio tienen que ir, aunque creo que al final, los sueños no son más que
una excusa, pero una excusa muy gorda. Son la excusa para vivir, por eso, a
veces, también se convierten en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos.
Que putada, asumir que nunca serás lo que siempre deseaste, ni esperarlo, si
quiera…”
Haz cosas diferentes y obtendrás diferentes resultados.
Desaprende.
Pequeñas garrapatas agarradas a las historias del pasado,
creyendo que cualquier tiempo fue mejor. Reflexionando en antiguos momentos de
felicidad, con las personas que ya no están… Desaprende.
Intoxicados con noticias, con tecnología, con lo que te han
dicho que es bueno o malo, con lo que se supone que merece la pena vivir para
que tu existencia merezca la pena. Llenos de rencores que no te pertenecen,
sino que las leído u oído…Desaprende.
Navegas por la red, oyes música, ves la televisión, compras
en el supermercado o por la red, no sabes como se llaman tus vecinos, y tu
familia es un recuerdo que viviste en la infancia. No sabes de donde viene la
mantequilla o como es el árbol del pistacho, pero los comes a menudo. Poseer se
convirtió en una obsesión, y aunque no soportas a esos niños caprichosos que
lloran cuando no consiguen lo que quieren, los alimentas cubriéndolos de
regalos. Calculas el amor con datos objetivos para poder sumarlo o restarlo. Desaprende.
Crees que haber vivido cosas interesantes te hace
interesante, pero careces de la inteligencia de saber apreciar la belleza en
las cosas pequeñas. Pones valores numéricos a la felicidad; cuánto ganas,
cuántos metros tiene tu piso, cuántos amigos tienes, a cuantos festivales,
conciertos, espectáculos has ido, cuántos personas te has follado, cuántos
contactos tienes en las redes sociales… pero no te paras a pensar a cuantas
personas has amado y si se lo has demostrado, o si te has disculpado con las
que has herido. Sabes cuantos libros has leído, pero no tienes ni idea de si
aprendiste algo de ellos. Quieres que salgamos de una crisis para poder
disfrutar de todo lo que tenías antes pero que no te aportaba nada. Anhelas
volver a lo que te destruyó solo porque lo conocido es cómodo, aunque sea una
verdadera mierda. Desaprende.
Vuelve al origen, vuelve a la pobreza, vuelve a la soledad,
vuelve a valorar el amor, no como moneda de cambio, sino como sabia para mantener
las raíces en el suelo. Mira un árbol, un charco, dúchate sin jabón un día,
Joder! O no te duches un tiempo! Apaga el móvil unos minutos, come algo que no
sea prefabricado, intenta no juzgar con una idea preestablecida por una semana,
deja de pensar en cuando te creías feliz, da una oportunidad al presente, a un
presente lleno de origen, con los ojos de un niño, de un bebe, de un bebe de
hace 1000 años. Desaprende.
Tenía fe… pero ahora miro a mi alrededor… y ya no creo en
nadie, y lo peor de todo, ya no creo en mí.
Quiero salir de esta ciudad oscura, donde no pasa nada,
soltar los amarres, salir del granito. Ya no creo ni en los que desaprenden…
todo el mundo miente, todo el mundo tiene miedo… el peor miedo de todos; el miedo a la libertad (enlace).
Habéis tenido alguna vez la sensación de que vuestro cerebro
se diluye, se colapsa?
Una entrevista de trabajo, el pánico escénico, el momento
anterior a hablar en público cuando se carece de costumbre…
Una vez, mi celebró dejó de funcionar. Fue la primera vez
que fui Al Faro. La intuición es sabia; en ocasiones se puede presentir que las
circunstancias no son las más apropiadas para una aventura, pero el deseo por
no dejar escapar sensaciones no nos permiten razonar que si avanzas en un
estado concreto… lo más probable es que rompas algo que resultará difícil volver
a soldar. Se resume en que entras con mal paso, y la huella, por desgracia, se
queda. No debí salir en noche de vientos.
Aquella noche, mi cerebro estaba totalmente reblandecido. Me
encontré sentada, mientras el pequeño sol dormía, intentando no hacer ruido
para no despertarlo, esforzándome por disfrutar de lo que faro y mar ofrecían,
pero mi cerebro se iba licuando más y más; en algún momento llegué a
preguntarme si no estaría chorreando la masa viscosa por mis oídos, mojándome
los hombros mientras hacía el más absoluto de los ridículos. Más del que ya
estaba haciendo por orden natural.
Mis neuronas funcionaban lo justo para dejarme intranquila;
una frase, una historia venía a mi mente y cuando habría la boca, la conexión
fallaba. Lo conseguí, despegué los labios, y lo que sonó fue … beeeeeee.
Un impulso eléctrico reestablece la conexión unos instantes,
entonces mi mente reflexiona; que hace una oveja pastando al lado del faro?
Analicé algunos de mis miedos y resolví que no me aterra el
mar, no más que a cualquiera que se encuentre flotando solo en una tormenta, y
bien es sabido que las orillas del Cantábrico no presumen por ser las más
peligrosas aguas que conocemos, y sin embargo, allí me encuentro, acobardada,
con la mente estresada en el más absurdo y brillante de los blancos.
Oigo una frase. Debería responder….
- …
Otra oportunidad perdida.
Tiendo a sentir un pitido constante en mi interior; como
enchufada a un monitor cardíaco que marca el ritmo de mi existencia, de mis
inquietudes, de lo que fui y lo que soy, ese ritmo que tiende a tener fuerza.
Agudizo el oído buscándolo, intento
evitar el tapón de cerebro derramado para poder encontrarlo, y lo que escucho
es un piiiiiiiiii continuado, vago y molesto. Definitivamente se ha ido, lo he
perdido.
En ese momento sin mente, me sentí desnuda, miré hacia
abajo… y no, no lo estaba… llevaba un gitantesto y grotesco jersey gris. O él
había crecido o yo encogido al tamaño de una niña. Creo que habría preferido
estar desnuda. El colapso debió ocurrir momentos anteriores a abandonar mi
cueva…
Sigo debatiéndome entre un balido y la muestra de mis
defectos… esperando que la brisa me devuelva el aliento.
Imaginé a mis amigos mirándome tras un espejo semiplateado,
como si fuera un sapo o una rata de laboratorio; los visualicé preguntándose
quien era ese pequeño ser que no funcionaba, que no se atrevía a mojar los pies
en aquellas aguas saladas, los sentí sin reconocerme ni identificarme, imaginé
el momento en que descubrían que era yo, y como en ese instante se encogían sin
entender nada.
Suelo a ser un bicho de alma caliente con manos y pies fríos,
y me encuentro mutada a un interior vacío, azulado de gélido desconcierto, al
que le arden las extremidades por puro e innecesario nerviosismo. Sin atreverse
a dar la cara. Desnuda.
En aquellas condiciones no podía nadar.
El Cantábrico desaparece en la oscuridad, el faro se apaga… yo
cierro los ojos sabiendo que no volverá. Espero que al menos, mi mente si lo
haga, y que no vuelva a dejarme sola de esta manera.
Me he sentado vagando esperas, mientras las uñas crecen,
bebiendo a oscuras las imágenes que entre gritos, me hiciste prometer.
Me escondí en modos de silencio para no esperar entradas, y día tras día,
efectivamente, por la puerta no entraba nada, así que escuchando canciones
antiguas, borré el nombre que inventé que te podría envolver.
Estoy cansada de esperarte, de necesitar saber si estás vivo o qué. Hoy me retuerzo
en el silencio, en la soledad de un abismo de papel, al que voy doblando las
esquinas por no saber cuando volveré a leer. Si te parezco gilipollas, es porque
no me quisiste conocer, sin embargo este es mi sueño, solo creo en lo que
me da la gana ver; que tú has perdido no es mi trampa, es solo lo que siempre
debió ser, no haber jugado tan despacio o haber movido alguna vez.
Suena el silbido de unas cuerdas en las que te enredas de soslayo;
son el refugio de tus manos, de tus labios, de aquello que no quisiste ofrecer;
son una barca de recuerdos, de la que no quieres o no te puedes desprender.
Te lo he repetido muchas veces; soy de secano, no me gusta
ver llover.
Tampoco puedo escribir las cartas que se van con el viento
para no volver, que viajan de mano en mano, y que parecen ser tan atemporales
como impersonales… o… incluso a veces, al revés.
Derramar palabras a la espalda carece de sentido, por eso ya
no me hablo en el espejo, ni al derecho, ni mirándome los pies.
Hoy he empezado unos caminos, donde el eco de tu voz no me puede
pretender.
No sé quien eres, ni si vas a aparecer, pero de momento,
aunque no existas, me molestas, y como hace ya más de dos años no quiero, no
quiero ver llover!!
Sin quererlo ha mirado a través de una ventana, ha visto el cielo, descubriendo una felicidad con la que no contaba, que no entiende. Se le ha parado el aliento en pecho, se le han removido los mares en los ojos. Ahora la dama grita por aquellos que no necesitan, que no buscan, no pelean, no desean... pero encuentran.
Sueña con ello.
Sueña con ellos…
… y se da cuenta que en aquel miserable plato, algunas veces compartido, no queda ni el recuerdo de la puta migaja que podían haber dejado. No hay una puñetera gota de vino en la copa con la que pueda saciarse. Se han acabado todas las jodidas provisiones, deboradas por aquellos que ni siquiera tenían hambre. Quizá no estaba invitada al banquete, pero lo que está claro es que todo el mundo come y engorda, mientras la dama solo pierde peso, mientras la dama pierde hasta las sombras en la más insoportable de las inaniciones mezcla de la envidia y el asco.
Los candados arden en las manos.
Los candados vuelan con rabia desde sus manos huesudas.
Los candados estallan el cristal de la ventana.
Si pudiera iría detrás de ellos, rompiendo los cristales a mordiscos, destrozando las ventanas a codazos, arrancando la madera con manos, con los pies descalzos. Que mierda de infierno blanco es este? Qué son esos azulejos brillantes que se burlan de su reflejo? Qué es este espacio agonizante, esta desgraciada cárcel de altapulcritud y excesiva limpieza? Lo suficientemente limpias y resplandecientes para que no quede ni un solo rincón arrugado, deforme, y colgante que pueda pasar desapercibido. Fríos azulejos, para que no exista ni un pequeño resquicio de calidez.
Ni comodidad, ni valentía. Ni se mulle entre cojines que no existen, ni encuentra las herramientas para girar aquella esquina que marca el límite. Así que, posiblemente, mañana estará, la insoportable dama blanca, tumbadasobre los azulejos fríos, agonizando al consumirse en tripas envenenadas de ella misma, de su propia incomprensión, de letanía y de desprecio. Se tumbará derramando vísceras pustulentas de recuerdos mal digeridos por todos los poros, gaseando fluidos descompuestos de rabia, celos y envidia, que se irán convirtiendo en costras asquerosas. A su lado quedarán sin ningún tipo de glamour, los mechones caídos. Dará asco.
Que importa ya? No entiende al mundo, ni a la política, ni a la gente, ni ellos la entienden.
Solo importa si sigues creyendo en algunas frases;
Amina y Mgrovi están mirando al este, donde nace el sol.
-Levántate Amina, no te calces aún y busca un elefante,
no tiene que ser el más bonito ni el más grande, déjate llevar por la intuición
y encuentra el que más te guste. No peques de humilde. Alza la vista y descubre
sus ojos, sus colmillos, la corteza de su piel, siente como compartís la
tierra. Con él iremos lejos, muy lejos, ha de ser un buen amigo.
-Le tiene que gustar el chocolate con leche, ydebe saber contar historias con los
personajes que se forman en las nubes, y su olor debería ser una mezcla de
canela y merengue.
-Y que no sepa leer la hora!! Allá donde vamos no
tenemos que calcular el tiempo!
-No te preocupes, Mgrovi, no vamos a llevarnos los
relojes,pero tenemos que abrigarnos
mucho, porque, al menos yo, pienso pisar todos los charcos, y viajar de noche
para que no nos perdamos el día!
Amina y Mgrovi se abrazan y saltan al encontrar al animal
perfecto, un simpático elefante con olor a canela y merengue!!
El elefante los estudia desde su anciana mirada y duda ante
el futuro viaje, porque a sus 300 años, se siente ya muy mayor:
-No te preocupes elefante, precisamente donde vamos es
el lugar ideal para un viejo compañero; Mgrovi y yo hemos decido ir al sitio
donde por no poder darle más tiempo a la vida, le daremos más vida al tiempo!
Por eso, no llevamos los relojes!