miércoles, 29 de abril de 2009

Una corchea más, Azules..

Un regalo por cumplir corcheas para quien lleva en los ojos cielos despejados. Un cielo despejado con banda sonora de vientos.
Espero que la celebración sea una loca noche llena de aire que mueva sus zapatos (de gamuza o no...) en rápidos bailes, como los ritmos que nos sacaron sonrisas bajo el frio y la casualidad, sin soliloquios con el reflejo de los cristales...


Espero que alguien recuerde que lo que quería era un poco más de viento, como no pude regalárselo, dejo la imagen de cuando ese momento llegue!
La imagen de su felicidad y del sonido que lo persigue (por contraste):

sábado, 4 de abril de 2009

Adicta sin camello

Los tiempos dificiles siempre laten a ritmo de Soul en los altavoces de la melancolia...



Disfrutaba mirando como se arreglaba delante del espejo, aunque solo me dejara ver la mitad de su rostro reflejado, y el contorno que marcaba una espalda antojada de sueños en la noche.
Más tarde comenzaron las resacas, los dolores de cabeza, y un levantar malhumorado y en tonos de gris por las mañanas, incluso puedo recordar cuando llegó el momento en que se le borraron las palabras buenos días…
Con el tiempo, colocarse delante del espejo se convirtió en la sinopsis de un cuento que nunca acababa bien, y no sé si eran peor los momentos en que la dosis hacia efecto durante algunos días impregnando de risas su rostro, o las largas noches en que caminaba tacón en mano recorriendo las calles en busca de su camello…

(…)

… llegó la calma, y con ella un radical cambio de estilo; en lugar de vestir tacón permacia descalza, y solo si hacia mucho frío desempolvaba sandalias planas. Allí donde iba no necesitaba llegar muy alto y disfrutaba mirando en raso a todas direcciones sin apenas tener que izar los tobillos. Se acabaron las mañanas de resaca, el duro buscar a su camello, el infierno de encontrarlo y la desesperanza de perderlo... Por muchísimos días y muchos meses, su única embriaguez fue por medio de la sobriedad

(…)

Sin embargo, el paso de una media sonrisa a una amplia mueca de vigorizante y taquicardica satisfacción me informa de un nuevo coqueteo con el dueño de los sueños sicodélicos…

Hoy se me ha partido el corazón al ver como se enfundaba en vaporoso tejido negro, bolso lleno de dinero falso y unos tacones con más centímetros de los que deseaba. Está vez, lo que se le olvidaron fueron las palabras buenas noches, solo me ha mirado, en un soslayo vergonzoso, agachando la cabeza y cerrando la puerta dejando la estancia inundada a verde olor bambú.
Por desgracia sabe, como lo sé yo, que en la oscuridad no habrá venta esperando debajo del gris horizontal que la arrecia el frío de las esquinas, y que el cambio que ofrece es papel mojado si no sabe donde buscar, seguramente, incluso habrá pelea de gatas por una dosis. Sé que volverá agrietada si no lo encuentra...se que no dormirá tranquila, barajando planos inconexos para saber donde está situada cada una de las calles en la ciudad, colocando puntitos en color negro en los sitios donde antes podía encontrar lo que buscaba.
Pero casi me da más miedo que lo encuentre, vuelvan las resacas, los subidones y las crisis que exigen hasta el último hálito en noche antes de dormir.

Lo que más temo es que vuelva a ser una adicta sin camello, aunque quizá para eso, es ya muy tarde…

Cada vez que la llamaba loca, podía admitir, con la mirada perdida;
-Posiblemente...