miércoles, 15 de junio de 2011

Infinito

Os dejo, con un poco de retraso mi colaboración en las páginas 22 y 23 de la revista digital "El bombín cuadradro". Os la recomiendo enterita!





La noche llamó a la puerta.

El reloj se acercaba a la una cuando la vi a lo lejos vestida de ternura, sin zapatos, arropada por el ruido de la calle de siempre, en la ciudad de siempre, a las horas en que el ruido se hace eco tras del constante murmullo del agua que acaricia las aceras recién regadas. No está sola, sino abrazada a una imagen de irrealidad, y rodeada por las dudas nacidas de tanto mirar el mundo con gesto de no entender absolutamente nada. Dibuja, en la arena un ocho alargado, de forma tranquila pero constante.
Salto las líneas de un suelo ajedrezado, negro y gris, hasta llegar a la casilla donde descansa la reina blanca, allí donde ella espera sin hacer ningún gesto, cuando los peones ya se han ido a dormir, meditando su próximo movimiento.

- Andrea, algún día, tendrás que decidir cuánto tiempo vas a seguir siendo una estatua que decora la ciudad, para gozo de los curiosos.

- Estoy haciendo un alto en el camino, resobrando el aliento, la noche ha sido un largo deambular por el infinito
—señala con su ojos el ocho desdibujado en el suelo—. es el único camino con una señal que todo el mundo reconoce y que sin embargo no acaba de tener un final distinguido, ni empieza en ninguna frontera definida. Es un viaje en solitario, y solo los cobardes pueden recorrerlo, solo los que caminan con medios pasos nunca llegan al final. No tiene límite de velocidad y las únicas señales que encontrarás son las dejadas por tus propias huellas.

Por no llorar, dice más palabras que de costumbre...

- A veces, pienso que haces poesía de tu vergüenza para buscar algún tipo de redención por no saber disfrutar de la vida. Dejas que las circunstancias te dominen sin hacer nada al respecto.


- Te equivocas, antes caminaba sin destino y me intranquilizaba no llegar a ninguna parte, pero ahora he puesto una etiqueta en mi piel, como el que se tatúa amor eterno o los símbolos que los unen a la modernidad de por vida, o como los melómanos que embanderan a sus ídolos. Igual de bufones somos todos. Igual de encadenados estamos…


… Infinita es la cantidad de metros de hilo que puedes hacer pasar por el ojo de una aguja, infinitos los litros de agua que pueden caer por una pendiente, el número de buenos deseos que entran en una pecera, los golpes de viento que pueden hacer mover una cortina. Esas cosas que hay que disfrutar pero no numerar ni etiquetar; pienso en los petulantes capturadotes de finales y destinos, a los que más que valientes habría que considerar como locos perseverantes de necedades. Pienso en los alquimistas de emociones que no encuentran en las fórmulas matemáticas sus sueños y que terminan convirtiendo lo que era oro en montañas de goma espuma derramada…

…Pienso en parar en Stop, en seguir cuando la luz se pone verde, en entrar en el baño donde hay una figura femenina, en situarme en el lateral de las escaleras mecánicas dentro del metro, en el borreguero fluir del tránsito peatonal, siempre por el lado de la derecha, en las aglomeradas calles, en pintarme como una puta con todos los colores del mundo, en todo lo que nos dicen que es correcto y adecuado. Y pienso lo peligroso que resulta saltarse el protocolo por no leer los carteles. No quiero llegar al lugar que me han marcado… no quiero follar porque puedo, porque aunque no lo creas, prefiero seguir teniendo miedo a elegir mal, porque en realidad es la única manera que existe de elegir. Caminaré a medios pasos sobre el único símbolo que no se puede calcular, porque en su desconocimiento reside la única posibilidad de escoger.


La reina blanca tiene sus ojos verdes enrojecidos por la ira, inundados de azules aguas embravecidas, tiene en la mirada un arco iris que muestra la máxima expresión de sus sentidos. Mi vulnerabilidad ha caído derramada en dos direcciones; ante su carta de colores y ante sus pies desnudos, necesito recogerla en la trinchera de mis brazos, sin que una serie numérica o un algoritmo me marque el tiempo.

Enciende un cigarro, no sé si exhala el humo o su alma.

Imagino acariciar sus manos.

Un caminante se tambalea intoxicado.

La noche se ha ido.
La madrugada entró sin pedir permiso.